Ramón Huerta Valenzuela, Director y Jefe del Aeropuerto de Medellín, fue detenido y es acusado por el delito de homicidio. Por lo que se espera que pueda pasar sus últimos días de vida tras las rejas.
En una rueda de prensa la noche del miércoles, las autoridades de Aeronáutica Civil acaban de confirmar que el avión de la compañía boliviana LaMia, en el que viajaba el equipo de fútbol brasileño Chapecoense que se estrelló la noche del lunes en una montaña cercana a Medellín, no llevaba el combustible estipulado por las normas internacionales para casos de emergencia.
“Lamentablemente, la aeronave no contaba con el combustible establecido de seguridad”, ha declarado el coronel Freddy Bonilla, secretario de Seguridad Aérea. “Tras llegar al lugar del accidente para realizar la inspección de los restos del avión, podemos afirmar claramente que la aeronave no tenía combustible en el impacto”. Por ese motivo, el avión no habría podido volar hasta otro aeropuerto cercano.
El avión siniestrado no cumplía con la obligación de que cualquier vuelo, ya sea de una compañía o privado, cuente con combustible de reserva para garantizar dos maniobras de seguridad: desplazarse al aeropuerto alternativo más cercano (que siempre debe estar reflejado en el plan de vuelo) y sobrevolarlo al menos por media hora, en caso de que fuera necesario esperar para aterrizar en la pista, además de contar con cinco minutos extra de combustible para emergencias.
Según el relato de Aeronáutica Civil, a las 21.41 horas de este lunes la aeronave contactó con la torre de control para hacer una aproximación al aeropuerto de Rionegro, en Medellín. A las 21.49 pidió prioridad para aterrizar por un problema de combustible y desde la torre de control pidieron más detalles sobre qué ocurría. A las 21.52 el piloto declaró la emergencia por combustible, a las 21.57 anunció una falla total eléctrica y pidió vectores para dirigirse directamente a la pista de aterrizaje. Finalmente, a las 21.58 la torre de control pierde la ubicación del vehículo y no puede dar vectores, observa que el avión está a 9.000 pies y se pierde la comunicación.
Los acontecimientos concuerdan con el audio que se conoció esta mañana con una conversación entre Miguel Quiroga, el piloto, y la torre de control del aeropuerto de Rionegro donde tenía previsto su aterrizaje.
Piloto del avión: “Hay una falla eléctrica total, sin combustible. Vectores, señorita, vectores a la pista”.
Torre de control: “La señal radar se perdió, no lo tengo, notifique rumbo ahora”.
Piloto del avión: “9.000 pies, señorita. ¡Vectores, vectores!”
Torre de control: “Está a 8,2 millas de la pista. ¿Qué altitud tiene ahora?”
Torre de control (voces de fondo): “Ya no contesta, no… Allá cayó, allá cayó”.
De este modo, parece que se confirma la veracidad de otro audio que se ha difundido por redes sociales la mañana del miércoles en Colombia donde Juan Sebastián Upegui, un copiloto de Avianca que volaba en ese momento cerca de la aeronave siniestrada, explica con detalle los instantes previos al accidente. Ximena Suárez, la auxiliar de vuelo que ha sobrevivido al accidente, ha declarado que el avión “se apagó por completo” y “tuvo un fuerte descenso” antes de sufrir “un gran impacto”.
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