En ese trato del Mazo se comprometía a frenar el activismo electoral del Gobierno Federal a cambio de que ni Andrés Manuel López Obrador ni Ricardo Anaya, líderes de Morena y del PAN, acudieran a los mítines de sus adversarias.
Por supuesto ni Delfina ni Josefina aceptaron, pero sí le reprocharon que hiciera alarde del control que tiene de los funcionarios federales como para frenar su activismo electoral. Todo ello muestra dos cosas: que el Gobierno Federal sí está metiendo la mano en la elección del Estado de México y que del Mazo es tan inteligente como su primo Peña Nieto.
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