domingo, 12 de febrero de 2017

50 sombras más oscuras: Increíblemente, peor que la primera

El fenómeno 50 sombras es inexplicable. Los libros de origen son literatura mal estructurada y aún peor desarrollada, mientras que las adaptaciones cinematográficas son un intento irrisorio de recrear el planteamiento de 9 ½ semanas, emblemática cinta erótica ochentera que protagonizaron Kim Basinger y Mickey Rourke.

No obstante la calidad ínfima de libros y adaptaciones, 50 sombras es un producto que vende y por ello ahora llega a la pantalla grande la segunda entrega de la serie, 50 sombras más oscuras, que no contenta con seguir el camino erótico diluido de la primera, presume algunos de los peores diálogos y actuaciones de la memoria reciente.

Christian Grey (Jamie Dornan) sigue obsesionado con Anastasia Steele (Dakota Johnson), a pesar de que ella lo dejó al final de la anterior entrega. Por ello decide aparecerse de nuevo en su vida y la vuelve a enamorar bajo el argumento de que las reglas cambiarán para que la relación se rija según lo disponga ella.

A la par del resurgimiento del romance y del crecimiento laboral de Anastasia, una mujer del pasado de Christian reaparece y pondrá en peligro la estabilidad de la relación.

Decir que 50 sombras más oscuras tiene argumento es una afirmación temeraria, pues la trama más bien está estructurada a partir de viñetas aisladas que llevan a ninguna parte, en lugar de estar conformada por arcos que siguen una secuencia lógica y justificada.

Pero eso parece no importarle al guion de Niall Leonard (esposo de E.L. James, autora de los libros), pues la cinta en realidad solo está interesada en ser un compilado de one-liners salidas de la prototípica y más lamentable telenovela.

A esas líneas de pena ajena debe añadirse que la química entre Johnson y Dornan –dos de los peores actores del Hollywood actual- es inexistente y lo único que queda es uno de los siguientes escenarios (dependiendo del ángulo que prefiera adoptar el espectador): o una cinta infinitamente torpe que invita a abandonar la sala en cuanto antes o una comedia involuntaria capaz de arrancar sendas carcajadas.

Los diálogos de esta película llegan a grados de ridiculez tan insospechados, que no hay otra manera de concederlos si no es bajo la idea de que los realizadores optaron a consciencia por la vía de la comedia y de la autoparodia.

Y si fue así, estamos entonces ante un producto brillante y hasta posmoderno.

Es difícil decir bajo qué perspectiva habrá sido realizada 50 sombras más oscuras, pero mientras no haya elementos que permitan observar que se trata de un ensayo consciente de sí mismo y exagerado sobre los lugares comunes de la telenovela más básica, nos limitaremos a decir que es desde ya una de las peores películas de 2017.

Información tomada de Swagger (http://ift.tt/2klloxU)

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