domingo, 23 de octubre de 2016

Siete de cada 10 mexicanos carecen de seguridad alimentaria

Factores ambientales, cambio climático, pobreza, deterioro de los alimentos, entre otros, contribuyen a este problema, según Rebeca Monroy Torres, investigadora de la UGTO

Claudia Peralta Vázquez

Más del 70 por ciento de la población en México enfrenta algún grado de inseguridad alimentaria, es decir, leve, moderada y severa, debido a factores ambientales, cambio climático, deterioro de los alimentos, pobreza y acceso limitado a alimentos saludables, dio a conocer Rebeca Monroy Torres, profesora e investigadora de la Universidad de Guanajuato (UGTO) Campus León y fundadora del Laboratorio de Nutrición Ambiental y Seguridad Alimentaria.

La académica dictó una ponencia en el VII Foro Nacional para la Seguridad Alimentaria y Nutricional, desarrollado los días 13 y 14 de octubre, en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) Xalapa. Destacó que esta situación se vuelve más preocupante porque cada vez hay más personas con la incertidumbre de no saber si tendrán para comer.

Lo anterior, con base en un mapeo realizado por el Observatorio Universitario de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la UGTO, el cual refleja también el daño que dicho problema ocasiona al sector infantil y de adultos mayores, ya que en este último persisten condiciones de abandono.

Explicó que ciertos productos del marketing nos han vendido la idea de que comer sano es muy caro, cuando la realidad es que si migramos a un consumo local, donde comúnmente se venden alimentos inocuos, además de reactivar la economía, mejoramos nuestra calidad de vida y alimentación.

Subrayó que en el caso de Veracruz, entidad con una gran diversidad de alimentos, debemos voltear la mirada a la gente local y al reforzamiento de la agricultura.

Rebeca Monroy, certificada por el Colegio Mexicano de Nutriólogos, enfatizó que aparte de este mapeo, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) –que mide la pobreza en México y valora programas y políticas sociales del gobierno federal– revela otros datos sobre la situación alimentaria.

Con relación a las políticas públicas que regulan el aspecto de seguridad alimentaria, comentó que sí existen buenas iniciativas y propuestas como el derecho a la alimentación, tal y como lo establece la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Sin embargo, el problema es toda la normatividad que de ahí deriva para traducirla en acciones, aseveró ante los asistentes, mayormente alumnos y académicos de la Facultad de Nutrición.

Puso como ejemplo el aumento al gravamen del refresco, “pero esta acción aún queda coja”. Por tanto, recomendó otras acciones como evitar la venta de refresco de tres litros y que no se publicite, tal y como se hace con el cigarro.

Monroy Torres resaltó que el primer contacto con el niño es muy importante, toda vez que si tiene buenas bases alimenticias hay mayores probabilidades de que sea un adulto sano.

Precisó que en el Laboratorio de Nutrición Ambiental y Seguridad Alimentaria se trabaja desde la parte básica, clínica y la transferencia del conocimiento con el Observatorio Universitario de Seguridad Alimentaria y Nutricional.

Los alumnos de licenciatura, maestría y doctorado analizan temáticas desde lo básico como: enfermedades infecciosas, educación encaminada a promover buenas prácticas de higiene, autocuidado, buena alimentación y dieta sustentable.

La prevención de la anemia, cultura del agua, lavado de manos y cómo hacer económica y accesible la alimentación, se ha trabajado directamente en las comunidades.

Abundó sobre el impacto de las sequías, la calidad del agua, desperdicio de alimentos, obesidad y enfermedades diarreicas.

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